Poniendo de cabeza las percepciones viejas

Peter A. Campbell, Ph.D. I Edwin M. McMahon, Ph.D.

¿Cómo puedes ser amable con los sentimientos dolorosos ?

¡A nadie le gusta el dolor!. Corremos y lo evitamos, lo hacemos a un lado tratando de adormecerlo o distraernos de su presencia amenazante. Esto es especialmente cierto tratándose de un dolor crónico o sentimientos difíciles.

Para la mayoría de nosotros un sentimiento doloroso es visto como una especie de (extraño malévolo que nos obliga a huir del interior de nuestro cuerpo). Pero antes de entrar de lleno en ésta relación, hay que entender tres cosas a las que NO nos estamos refiriendo relativo al dolor.

1. No estamos sugiriendo que debes aliviar los incidentes y experiencias dolorosas pasadas cambiando tus sentimientos.

2. No estamos diciendo que deberías tratar que te agrade la persona que te ha herido.

3. No sugerimos que de cualquier manera debes forzarte a ser amable con los sentimientos dolorosos dentro de ti como si ellos fueran huéspedes indeseables y sin invitación necesitados de ser tratados amigablemente, con cortesía y hospitalidad.

¿Qué es lo esencial cuando decimos que hay que voltear de cabeza tus viejas percepciones y hábitos en el modo de tratar los sentimientos dolorosos?

Aprendiendo una nueva perspectiva

En pocas palabras, éste cambio de perspectiva es la diferencia entre estar adentro o fuera de lo que tu cuerpo sabe. ¿Qué quiere decir esto?

Esperamos que muchos de nosotros podamos decir cuando nuestras lágrimas y miedos son causados por algo o alguien externo a nosotros. Algunos sabemos cuándo necesitamos atender tal circunstancia externa con el fin de protegernos del peligro o abuso.

Pero la mayoría de nosotros olvidamos darnos un tiempo para estar con lo que llevamos dentro en relación a las circunstancias externas. Es un hecho que así como empezamos a empujar lejos nuestros sentimientos internos, de igual modo tratamos de poner lejos el dolor y las circunstancias externas que nos causan problemas. Empezamos a tratar nuestro interior de la misma manera como tratamos lo que está en nuestro exterior.

Nuestra perspectiva se confunde y muy pronto no seremos capaces de distinguir la diferencia entre lo que está dentro y lo que está afuera. Eventualmente ambos se convierten en el enemigo.

A continuación, damos algunas explicaciones que pueden ayudarte a entender mejor hacia donde diriges tu presencia cálida.

Cada sentimiento difícil es realmente mi propio cuerpo respondiendo con dolor a la carga llevada en relación con algo externo o interno; pero los sentimientos y la carga están “dentro” de mi, en realidad, ¡ellos son yo! Cuando empujo lejos esos sentimientos difíciles estoy rechazando mi propia carne y sangre.

La pregunta no es: ¿debo ocuparme y atender los sentimientos difíciles que no me gustan? Es tu propio cuerpo que está expresando su inconformidad y dolor sobre un hecho o circunstancia en tu vida y entonces la pregunta sería: ¿ Puedo atender mi propio cuerpo lastimado, asustado, solitario, confuso, decaído..?

¿Puedo ser gentil con mi cuerpo sufriente bajo ésta carga? ¿Puedo llegar a ser un genuino acompañante caminando la jornada con mi propio cuerpo en su dolor, invitándolo a contarme su historia? En este instante necesito crear toda una nueva relación conmigo mismo, con mi cuerpo y con cómo lleva su carga emocional. ¿Podría ser negligente o abandonar a alguien amado que se esté sintiendo de éste modo? ¿Puedo dirigir algo de este cuidado hacia mi persona?

Realmente mis sentimientos dolorosos son YO, mi propio cuerpo clamando. Tan cierto como que mi cuerpo grita cuando accidentalmente lastimo mi pulgar con un martillo; no es sano para mi devolverme el grito diciendo “dedo malo” solo porque me duele. La solución para sanar es: mi cuerpo duele y lo que necesita de mi es acompañar los sentimientos dolorosos con una presencia física que diga: “Aquí estoy, me importas, no te voy a abandonar, te escucho cada vez que estés listo para decirme lo que me quieras decir”.

Un Último Ejercicio

Ahora toma el tiempo que necesites para notar la diferencia entre cómo lleva tu cuerpo a la persona que amas y cómo a la persona que tanto te ha lastimado.

Hay otro ángulo para ésta nueva perspectiva: la realidad que escuchas es en el presente, no en el pasado. Esta es la realidad de tus propios sentimientos internos EN ESTE MOMENTO no es el momento o circunstancia externa que ya ocurrió, ni tampoco el anticipar lo que puede pasar en el futuro, es lo existente en éste momento en ti, en tu propio cuerpo ¡ aquí y ahora ! esto es: asumir la responsabilidad de acompañar el estrés de tu cuerpo aquí y ahora en lugar de seguir en el camino de la negligencia o culpándote que absolutamente nada cambia.

¡La potencial conexión que sana ya está en tu interior!, Es interesarte y atender tu propio cuerpo agobiado por todo lo que tiene que cargar. “Quisiera huir de...” “me siento confundido por...” “me siento culpable de...” “ me siento muy malo por...” “tengo el cuerpo entumecido por...” “me siento solo llevando.......”.

 Tales historias están dentro de ti, dentro de los sentimientos de tu cuerpo esperando a ser escuchados con paciencia, perseverancia y una presencia amorosa.