Tu Maestro del Afecto

1. Un ejercicio para descubrir “Tus maestros del afecto”

El simple recurso de aprender de “tu maestro del afecto” puede ayudarte a desarrollar un hábito totalmente nuevo con respecto a como te relacionas con los sentimientos difíciles en tu propio cuerpo. La experiencia del afecto es un gran maestro porque habla el lenguaje de tu cuerpo-en-conexión.

Demos el primer paso para encontrar a tu maestro del afecto imaginando una situación que te puede ayudar a notar mejor en dónde y cómo tu cuerpo responde con una presencia empática y atenta.

Imagina por un momento que estás en una junta, cuando una enfermera de un hospital cercano llama por teléfono para decir que un bebé recién nacido ha sido abandonado y traído al hospital hace unas horas.

El doctor y las enfermeras de turno han estabilizado al bebé con atención en urgencias y básicamente el bebé está bien, pero la enfermera tiene una sensación de que en las próximas horas si el bebé no es cargado con amoroso cuidado, no sobrevivirá y el hospital no tiene personal suficiente para permitir que alguien lo haga.

La llamada de la enfermera es para preguntar si alguien en la junta tiene una hora después de la sesión sólo para cargar al bebé para que pueda sentir que no está solo y que realmente hay alguien a quien le importa.

Digamos que tu te ofreces a hacerlo. Ahora toma unos momentos en silencio para ponerte en contacto con cómo tu cuerpo trataría de decirle al bebé sin palabras:

“Eres precioso. Aquí estoy, me importas”

Recuerda que no son las palabras que digas. Es la sensación corporal de esas palabras lo que el bebé necesita percibir.

¿Como dejarías que “tu cuerpo” le comunicara al bebé ese mensaje sin palabras?

Toma el tiempo que necesites para notar como tu cuerpo ya sabe algo acerca de cómo hacer esto. Es en los mensajes corporales de “poros abiertos”, músculos relajados, calidad del contacto, respiración, ritmo cardiaco, etc., que lo podrías hacer ¿no es así?

Toma un tiempo para notar cómo se siente tu manera única de hacer esto.

¡Ese es tu Maestro de Afecto!

2. Aprendiendo de Tus Maestros del Afecto

Lo que estás tratando de notar en el ejercicio previo es el lenguaje de tu cuerpo para comunicar una presencia abierta, amorosa y cálida. Es la sensación interna de tu cuerpo expresando una disponibilidad para dejar que algo o alguien penetre en tu interior a través de tus barreras y muros protectores.

Es casi como si la membrana externa de tu piel se volviera porosa en lugar de estar apretada, y si una calidad especial de presencia fluyera en ambas direcciones a través de esta capa de tejido permeable.

La mayoría de nosotros tenemos una experiencia similar cuando visitamos a alguien que está en el hospital demasiado débil o medicado para hablar. En lugar de decir palabras, nuestros brazos y manos deben decir esto al tocar, abrazar, sostener a la persona que está enferma o muriendo.

Toma unos momentos para sentarte, cerrar tus ojos, y evocar la sensación corporal de tal experiencia si la has tenido en tu vida.

Después permite un momento más para recordar otras situaciones en las cuales instintivamente contactaste tu maestro interior del afecto para ayudarte a decir con tu cuerpo:

"Bienvenido”
“ Estoy aquí.”
“ Me importas”
“ Te amo”
“Estás seguro”
“ Puedes confiar en mi ”
“No estás solo” 

Recuerda momentos en los cuales las palabras no eran adecuadas para decir todo esto, y confiaste en tu cuerpo para comunicar el mensaje.

Toma el tiempo que necesites para comunicar esto, antes de continuar.

El sentido de conectar con tu maestro del afecto es que los sentimientos que alejas y niegas, o tratas como un enemigo, necesitan sentir tu presencia cálida físicamente, igual que el bebé abandonado para poder confiar y compartir sus historias contigo. No pueden cambiar y sanar sin esta relación afectuosa de tu parte.

Se cuenta una historia de una vieja abuela que cuidaba a su pequeño nieto en su casa mientras el estaba enfermo. El niño había recibido un cachorrito hacía poco tiempo, y quería que el perrito estuviera con el en la cama. Su mamá se oponía temiendo que el perrito se hiciera en la cama. La abuela, sin embargo, fue bastante firme al decir “si mi nieto quiere su cachorro en mi cama, ahí estará el perrito”.

La anciana sabía que el niño sentía un gran afecto por el perrito. Se daba cuenta de que si experimentaba afecto, él estaría más en su cuerpo, y ella había aprendido por una larga experiencia que una persona que pudiera estar en contacto con su cuerpo de una manera afectuosa sanaría más rápido.

A veces cuando deliberadamente prestas atención al lenguaje de tu cuerpo, puede resultar útil notar tu sensación corporal en diversas situaciones. Por ejemplo, cuál es la diferencia en tu sensación al sostener una bolsa de mandado contra tu cuerpo mientras la transportas del coche a la cocina, y cómo se compara con cargar a un bebé que necesita ser confortado? Para la mayoría de nosotros, nuestro “maestro del afecto” inmediatamente empieza a decirle a nuestro cuerpo qué hacer.

La diferencia puede ser sorprendente cuando pones las dos experiencias una junto a la otra.

Toma un momento para notar la diferencia.

Con mucha frecuencia, los niños, los animales y los enfermos pequeños hacen surgir los recursos de afecto y nos hacen evocar una cualidad de presencia que no logran otras situaciones. Estas experiencias pueden ser nuestros maestros de afecto que nos muestran cómo tenemos que tratar los sentimientos que convertimos en enemigos y llevamos en nuestro interior. No es sorprendente que el modo en el que tratamos nuestros sentimientos con frecuencia nos enferman física y emocionalmente.

Tu maestro del afecto es realmente un recurso increíble que permite a la mayoría de los seres humanos emocionalmente desarrollados responder con un cierto grado de presencia atenta y amable.

Los ejercicios que has experimentado hasta ahora en este sitio son un primer paso para aprender cómo dirigir la capacidad de tu cuerpo para conectarse de una manera sentida con aquello que has abandonado, descuidado, o convertido en un enemigo en tu interior: específicamente los sentimientos que todos con frecuencia rechazamos y no escuchamos.

Haciendo clic en la liga Enemigos de tu interior te ayudará a entender mejor cómo dirigir tu presencia cálida hacia esos sentimientos difíciles y frecuentemente dolorosos en tu interior que necesitan tu atención.